jueves, 19 de agosto de 2010

Vertov vs Rieffenstahl

La trampa del francotirador

Por Lehior Bilbao

El fascismo y Hollywood.

Dziga Vertov y el cinema verite.

Alguien dijo una vez que la industria de Hollywood era fascista. Todo por la fantasía. Mi padre siempre me dice que no le gusta cuando en una película puede imaginarse como está hecha, como la han grabado, cuando la trampa está al descubierto. Es un amante de la ilusión, supongo que por eso se hizo pintor, para imaginar otros mundos, plasmarlos y una vez acabados, volasen por si solos, sin que siguieran unidos a la mano que ejecuta.

Vertov hizo con una cámara, todo lo que se puede hacer, y hace ochenta años. Nos muestra todo el rato, el aparataje de la filmación, nos pone una y otra vez en nuestras manos la herramienta de la revolución. DIY, antes de que vinieran los Punks. Cine para todos, manual del cámara. Vuelo rasante, muy pegado al suelo, hiperrealidad, que sin embargo, nos deja un inmenso espacio para imaginar lo que podríamos hacer con ese arma de múltiple filo llamada cámara. Todo para que soñemos, otros mundos, los nuestros, mostrándonos toda la tierra quemada de la filmación.

Rieffenstahl nos arrebata la herramienta. No nos deja ver su arma, nos dispara sin compasión, agachada entre la maleza. No vemos los disparos, táctica de francotirador. Solo sentimos el disparo. ¡Quizás nadie haya disparado! Eso es lo que nos quiere hacer creer. Que lo que está ante nuestros ojos no lo preparó nadie. Muerte natural, dijo el forense al examinar el cadáver con una bolsa atada en la cabeza. Es verdad, asintieron todos. Todo grandeza y espontánea unión. Todos de acuerdo en caminar en una dirección. Quizás sea verdad que nadie dio la orden.

Pero si nadie dio la orden, estamos vendidos a un poder superior que nos organice a todos en comunión, y eso… Además puede ocurrir que ese poder no sea tan superior (por elevado), y que lleve botas de montar, o traje y cartera, o viaje a través de ondas catódicas, o fibras de vidrio, y que simplemente se esconda en lo alto del campanario. Por todo esto, yo siempre preferí los duelos al alba.